He vivido en un pueblo pequeño, de 1000 habitantes, en uno grande de 15.000, en una ciudad pequeña de 250.000 y en Madrid.
Y he llegado a la conclusión de que cuanta más gente mejor. El pueblo pequeño es una muerte absoluta en vida. Vecinos cotillas y amargados siempre por mierdas atrapados en sus vidas diminutos, todo el día en el mismo bar odiando a alguien.
El pueblo grande es mucho mejor porque la gente ya no está tan encerrada en sí misma y puedes tener un poco más de libertad pero aún así es difícil conocer gente interesante y hacer planes que se salgan un poco del sota caballo rey.
En la ciudad pequeña la cosa ya mejora bastante porque ya empiezas a conocer a gente más diversa y hay casi todos los servicios, pero siguen faltando cosas que a mí me gustan como algunos servicios, buenas comunicaciones con el extranjero, tiendas especializadas o variedad de cines, teatros etc. Está casi todo peor faltan las cosas más importantes, las que hacen la vida especial: el Bernabéu, el teatro real, el prado, las instituciones, los centros de poder.
Madrid (centro) es la vida de verdad, cerca de dónde pasan las cosas, de dónde se toman las decisiones. Acabas conociendo a gente relevante, estás cerca del mundo, del debate público, las cosas que pasan en tu barrio son las que abren el telediario. Si el Madrid gana la copa de Europa lo verás desde el balcón, si se estrena en el Real el Anillo de los Nibelungos puedes ir a verlo un martes por la noche que es barato porque está al lado de tu casa.