Las ETT (Empresas de Trabajo Temporal) han sido un verdadero cáncer para el mercado laboral español. Lo que hace años era un derecho incuestionable, como hacer huelga o tener unas vacaciones dignas, ahora está en peligro gracias a la proliferación de estos intermediarios que sustituyen a los trabajadores fijos por temporales sin apenas derechos.
Desde hace años, en muchas empresas, cuando los trabajadores deciden ejercer su derecho a huelga o exigir mejores condiciones laborales a través de los convenios colectivos, las empresas han recurrido a las ETT para cubrir esas vacantes con mano de obra barata y sin derechos. Como resultado, la lucha por unas mejores condiciones laborales ha quedado prácticamente neutralizada. ¿Quién va a hacer huelga si saben que su puesto será cubierto por alguien contratado por días o semanas, sin opción a reclamar?
Antes la estabilidad laboral era una garantía para luchar por derechos. Si sabías que tenías un contrato indefinido, te plantabas en la huelga sabiendo que a la empresa le iba a doler. Ahora, con la precariedad que ofrecen las ETT, han desarmado ese poder. El trabajador temporal ni se plantea protestar, sabe que está en una cuerda floja constante.
Lo que muchos no ven es que las ETT no solo precarizan a los trabajadores temporales, sino que debilitan a todo el colectivo laboral. Cuando no puedes organizarte con tus compañeros porque la mitad de ellos no tiene los mismos derechos o estabilidad que tú, ¿cómo puedes luchar contra la precariedad?
Antes los sindicatos tenían más fuerza porque los trabajadores estaban unidos bajo un mismo convenio y contrato estable. Ahora es imposible. Las ETT se han cargado ese frente común, y la empresa es la única que gana. Solo les importa llenar el hueco temporal y ya.
Y lo más preocupante es que esta situación se ha normalizado. Ya parece que es "lo que hay", que lo normal es estar de temporal en temporal, con contratos que duran días o semanas. Se ha perdido esa mentalidad de pelear por un trabajo estable y con derechos. Han desmoralizado al trabajador, y eso es justo lo que las empresas querían.
Al final, las ETT han hecho que cualquier intento de mejorar las condiciones laborales quede en nada. Han destruido la capacidad de los trabajadores para negociar, para plantarse, y para exigir lo que por derecho les corresponde. Y mientras tanto, las empresas se frotan las manos